En la vida, todos pasamos por momentos donde el corazón se siente pesado debido a la pérdida de alguien o algo preciado.
El duelo, ese proceso de sanar y entender, es un camino que todos recorremos a nuestra manera. Aunque pueda parecer que nadie nos entiende o que nunca saldremos de esa situación, hay maneras de vivir y sobrellevar estas etapas del duelo.
En este artículo veremos qué es el duelo, cómo superarlo y las fases de este proceso, recordando siempre que cada paso es tan único como quien lo da.
¿Qué es el duelo?
El duelo es una reacción multifacética ante cualquier pérdida, que no solo abarca el aspecto emocional, como muchos piensan, sino también afecta nuestras dimensiones físicas, cognitivas y sociales.
Una pérdida puede manifestarse de muchas maneras: la muerte de un ser querido, el fin de una relación, la pérdida de salud o la seguridad económica, o incluso cambios vitales como mudarse a un lugar desconocido.
¿Cómo superar un duelo?

A pesar de saber que la muerte es parte de la vida, no es nada fácil vivir este proceso y para muchos puede parecer algo que jamás podrán superar. Si estás pasando por una etapa de duelo, te damos algunos consejos que pueden ayudarte a sobrellevar este momento.
Permítete sentir
La sociedad a menudo nos empuja a esconder o reprimir nuestras emociones, especialmente las negativas.
La tristeza, el enojo, la confusión, la frustración y la soledad pueden ser abrumadoras, pero son respuestas normales y saludables a la pérdida y reprimirlas o ignorarlas puede resultar en problemas emocionales o físicos a largo plazo.
Por eso, es esencial darte el espacio y el tiempo para vivir tus emociones sin juzgarte y aceptar lo que sientes; esto es esencial para la curación.
Comunicar tus emociones
En tiempos de duelo, algunos prefieren el aislamiento, sintiendo que nadie puede entender su dolor. Aunque esta reacción es comprensible, hablar sobre lo que sientes puede ser increíblemente liberador.
La conversación brinda la oportunidad de procesar pensamientos y emociones, ofreciendo una perspectiva que tal vez no habías considerado y la simple acción de ser escuchado, de saber que alguien se preocupa, puede ser un bálsamo para el corazón herido.
Ya sea con amigos, familiares o terapeutas, estos diálogos nos permiten procesar y entender lo que sentimos.
Mantén una rutina
Mantener una rutina, por básica que sea, proporciona un sentido de normalidad y estructura. Algo tan simple como levantarse de la cama, ducharse y preparar un desayuno puede hacer una diferencia.
Estas pequeñas acciones generan un propósito diario y ayudan a crear un espacio donde la mente y el corazón pueden comenzar a sanar a su propio ritmo.
Evita tomar decisiones apresuradas
El duelo no solo afecta nuestra salud emocional, sino también nuestra capacidad para pensar con claridad y puede ser tentador tomar decisiones impulsivas en un intento de distraerse o sentir que se avanza.
Sin embargo, es crucial reconocer que, en un estado emocional vulnerable, podríamos no estar viendo la imagen completa. Mirar hacia atrás y darse tiempo para reflexionar puede resultar en decisiones más informadas y adecuadas a largo plazo.
Busca apoyo
Es importante reconocer cuando necesitas ayuda, ya sea que busques el apoyo de seres queridos, grupos o profesionales, es vital recordar que hay recursos disponibles para ti.
En Funeza entendemos la profundidad del dolor y la complejidad de las etapas del duelo. Por ellos brindamos servicios de psicología y tanatología dando un faro de esperanza y guía en uno de los momentos más desafiantes de la vida.
5 etapas del duelo según la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross

El dolor y el duelo son experiencias universales, pero la forma en que cada persona las vive y las procesa es única. La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross identifica cinco etapas del duelo por la que una persona puede pasar al perder a un ser querido.
Ya sea que pases por todas o por solo algunas, es importante que sepas cómo llevar cada una de ellas.
Negación
Esta es comúnmente la primera respuesta que tenemos ante una pérdida significativa.
La negación actúa como un amortiguador temporal para el shock del evento traumático y nos permite recuperarnos gradualmente. Al rehusarse a la realidad, estamos básicamente dándonos el tiempo que necesitamos para asimilar lo que ha sucedido.
Durante esta etapa de duelo, el mundo puede parecer irreal, y podríamos pensar que hay un error, que todo es un sueño, o incluso esperar que nuestro ser querido vuelva. Es un mecanismo de defensa que nos protege del golpe inicial del dolor.
Ira
Después de que el escudo de la negación empiece a desvanecerse, el dolor reaparece.
Para lidiar con él, una reacción común es sentir ira, la cual puede dirigirse hacia una variedad de fuentes: uno mismo por no haber hecho “lo suficiente”, hacia los médicos que no pudieron salvar a un ser querido, o incluso hacia el fallecido por “abandonarnos”.
Es una emoción intensa, pero es esencial comprender que es una parte natural y necesaria del proceso de sanación.
Negociación
Ante la impotencia y la vulnerabilidad que sentimos después de una pérdida, a menudo buscamos recuperar el control a través de la negociación.
Esta etapa de duelo es un intento de evitar el dolor, aquí pueden surgir pensamientos del tipo “Si tan solo hubiera hecho esto, entonces tal vez…” o hacer promesas al universo o a un poder superior en un esfuerzo por postergar o minimizar el dolor.
Depresión
Al enfrentar la magnitud y la realidad de la pérdida, es común entrar en una etapa de duelo de sentirse desolado.
Durante esta fase, podemos experimentar episodios de llanto, falta de apetito y retiro social y a pesar de que pueda parecer interminable, es crucial entender que esta depresión no es un signo de enfermedad mental, sino más bien una respuesta adecuada a una gran pérdida.
Es el momento en que el alma lamenta, permitiendo que comencemos el proceso interno de aceptación.
Aceptación
Esta etapa de duelo no implica que estemos “bien” o “felices” con lo sucedido, es más bien, una fase en la que aceptamos que la realidad es como es y empezamos a adaptarnos a ella.
Es el momento en que comenzamos a buscar posibilidades para seguir adelante, reconociendo que, aunque la vida ha cambiado de manera significativa, aún hay mucho por delante y momentos por vivir.
Conclusión

Lidiar con una pérdida es, sin duda, uno de los desafíos más profundos y universales de la experiencia humana. Aunque las etapas del duelo propuestas por Elisabeth Kübler-Ross ofrecen un marco útil, es esencial recordar que cada persona vive y procesa el duelo a su manera, sin un orden específico o un tiempo determinado para cada fase.
No hay una “forma correcta” de hacerlo; lo que importa es encontrar el camino que nos ayude a sanar y avanzar.
En este difícil viaje, puede ser reconfortante contar con apoyo, por ello hay profesionales que se dedican a brindar asistencia emocional en estos momentos cruciales.
Por ejemplo, en Funeza, a través de contenido de valor y nuestro programa Al Ritmo del Corazón, brindamos un acompañamiento integral a todas las familias, fundaciones, instituciones y aliados ayudando en los diferentes procesos de duelo.
¡No estás solo en este camino; siempre hay manos extendidas dispuestas a ayudar!